Rara vez el primer testimonio escrito que conservamos de una lengua es un texto largo. Más bien al contrario, puesto que la pervivencia de los mismos depende de la dureza del material en que se halla. Y, aunque resultan muy cómodos y útiles para la propia escritura, ni el papel, ni el papiro ni la vitela son unos materiales especialmente perecederos. De esta forma, las primeras muestras o fragmentos de una lengua aparecen inscritas o grabadas en materiales de lo más diverso: tablillas de arcilla para la escritura cuneiforme, los ostraca para el griego arcaico, las estelas rúnicas para las lenguas escandinavas, etc.
Algunas veces, los materiales sobre los que se escribe son tan variopintos como la pequeña muestra que sigue.
Cuernos de Gallehus.
Dos cuernos de oro encontrados al sur de Jutlandia, probablemente forjados a comienzos del siglo V. Su hallazgo posee una cierta peculiaridad, pues a pesar de estar situados a pocos metros de distancia uno del otro, fueron encontrados con un siglo de diferencia (en 1639 y 1734). Fueron robados y fundidos en 1802, y los únicos moldes se habían perdido tiempo atrás, así que las copias actuales se han fabricado a partir de los diagramas y dibujos realizados por algunos estudiosos. Ambos cuernos, que probablemente se usaron para beber, estaban incompletos: el primero, más largo, tenía siete segmentos decorados con diferentes figuras; mientras que el segundo tenía cinco segmentos decorados y uno, la boquilla, con una inscripción en uno de los alfabetos rúnicos (futhark antiguo). El pequeño texto sería una marca del fabricante: ek Hlewagastiz Holtijaz horna tawido, que vendría a significar "Yo, Hlewagastiz Holtijaz, hice este cuerno". El propio nombre posee un significado debatido, puesto que Hlewagastiz podría significar "huésped famoso", y Holtijaz podría ser un patronímico ("hijo de Holt"), o bien expresar una característica del sujeto, a modo de apodo. Esta inscripción se considera el texto conservado más antiguo de las lenguas nórdicas (o germánicas septentrionales).
Hebilla de Pforzen.
Una hebilla de plata encontrada en una tumba alamana que probablemente date de finales del siglo VI. Habría albergado a un guerrero, ya que también se encontró una panoplia de armas. La propia hebilla tiene hechura más propia de una cultura mediterránea, como la lombarda o la gépida. La parte frontal contiene una inscripción (grabada con posterioridad a su creación) escrita en alto alemán antiguo: aigil andi aïlrun {runa ligada u ornamento} / itahu {o elahu} gasokun. No hay un consenso absoluto en cuanto a la traducción, pero la versión más probable reza "Aigil y Alrun lucharon contra todos los guerreros". Aigil sería el Aegil que se muestra en el cofre de los francos luchando junto a su esposa. Esta inscripción se considera el texto conservado más antiguo de las lenguas germánicas occidentales.
Cofre de los francos o de Auzon.
Una lipsanoteca (recipiente con tapa para guardar pequeñas reliquias) fabricada a comienzos del siglo VIII a partir de hueso de ballena y procedente, casi seguro, de Northumbria. Profusamente decorado con bajorrelieves e inscripciones en inglés antiguo (escrito en futhorc, el alfabeto rúnico anglosajón) y en latín (escrito a veces en futhorc y a veces en letras latinas). Las escenas representadas forman también una extraña mezcla: una Adoración de los Magos, imágenes de Rómulo y Remo y del emperador Tito, así como del herrero Völundr (o Wayland); además se ha sugerido que otras escenas representarían episodios de los mitos de Sigurd, Egil (Aigil) y su esposa, etc. Además de algunas marcas para señalar a los personajes, existen cuatro inscripciones principales (una por lado): una suerte de adivinanza sobre el material del cofre (huesos de una ballena varada), el episodio de la loba que amamantó a Rómulo y Remo, una inscripción bilingüe sobre la toma de Jerusalén por Tito, y una última inscripción de difícil traducción.
Cruz de Ruthwell.
Una cruz monumental de piedra erigida en el siglo VIII, en la región escocesa que formó parte de Northumbria. Mide unos cinco metros y medio, y destaca por sus relieves figurativos y por la inscripción, en futhorc, que contiene algunos versos del poema El sueño de la cruz, aunque con ciertas variaciones.
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